Hace cinco décadas, el cine era mucho más que una simple opción de entretenimiento; era todo un evento social, una ocasión que se vivía con entusiasmo y que marcaba las costumbres y los ritmos de la sociedad.


Ir al cine hace 50 años no era una decisión espontánea como puede ser hoy. Se trataba de algo planificado. Las familias, parejas y amigos solían revisar las carteleras que aparecían en los periódicos, buscando el horario perfecto para disfrutar de las proyecciones. Además, la selección de la película tenía su propia magia: dramas, westerns, comedias o clásicos que atrapaban la atención de grandes y chicos.


Las salas de cine eran imponentes: construcciones majestuosas con decoraciones artísticas, butacas de terciopelo y un encanto casi teatral. Muchas tenían balcones, una distinción que ya no se ve en la actualidad. Las fachadas, adornadas con luces y marquesinas, anunciaban las películas en cartelera con grandes letras. Al entrar, el aroma a palomitas recién hechas impregnaba el ambiente y te recibía como un adelanto de la experiencia por venir.


La magia del intermedio


En muchas funciones, había un intermedio. Este momento permitía a los espectadores salir a comprar dulces, refrescos o palomitas y estirar las piernas antes de que la acción continuara. Este detalle agregaba un ritmo diferente a la experiencia, favoreciendo la interacción entre las personas.


El cine era un punto de reunión donde las noticias sobre películas se comentaban antes y después de las funciones. Era habitual ver a familias enteras arreglándose con esmero para asistir, o a grupos de amigos encontrándose de manera casi ritual. El impacto cultural del cine iba más allá del entretenimiento: era un reflejo de la época, sus modas y valores.


La proyección se hacía en películas de celuloide que se reproducían en proyectores analógicos. A veces las imágenes temblaban ligeramente, o había pequeños cortes cuando el rollo necesitaba ser cambiado. Estas imperfecciones técnicas se convertían también en parte del encanto y de la nostalgia con que se recuerdan aquellos días.


Un legado imborrable


Aunque hoy las experiencias cinematográficas son muy diferentes, con enormes pantallas digitales, efectos visuales impresionantes y la posibilidad de ver películas en casa, hay algo especial y único en cómo se vivía el cine hace 50 años. Era un momento que invitaba a la unión, a la emoción colectiva y a la desconexión de un mundo más simple pero lleno de magia. Hoy recordamos con cariño esas memorias y valoramos su contribución a la historia del cine. 


Cine Colón. 12 Avenida y 6a calle, zona 1. Ahora es una Iglesia Evangélica.


Cine Doral. 4a avenida y 15 calle, zona 1. 


Cine Fox, 19 calle y 7a avenida, zona 1. Ahora es un almacén de electrodomésticos.


Cine Lido, 11 calle 6a avenida. Famoso por la pintura del paisaje italiano en la cafetería. La cafetería se conserva. El local aún no se ocupa para nada.


Cine Palace, 6a avenida y 14 calle. Ahora es un almacén de electrodomésticos.


Cine Real, zona 3. Ahora es una fábrica.


Tikal, 6a avenida y 14 calle, zona 1. Ahora es un  almacén donde venden ropa barata y de baja calidad. 


Cine Capri, 8a calle y 4a avenida. Ahora es Iglesia del circuito Pare de Sufrir.


Cine Lux, 6a avenida y 12 calle. El Teatro de mas abolengo de antaño. Al mismo no se poda entrar sin traje formal o abrigo de dama. En la actualidad es un Centro Cultural restaurado.


Cines Aries, Tauro y Leo. 4a avenida y 9a calle. Los cines mas modernos de la época. Luego, cobijaron al Teatro Comedia. Actualmente, solo se conserva la fachada. Es un parqueo privado.


Cine Variedades. 4a avenida y 7a calle. A donde llegaban los espectáculos internacionales a finales del siglo XIX y principios del XX. El favorito para las zarzuelas. Poco a poco fue decayendo hasta volverse en antro porno gay. En la actualidad esta en completo abandono.


Cine Bolivar. En la actualidad hay un super mercado.


Cine Molino de las Flores. Todavía existe el centro comercial pero en el sótano donde estaba ubicado dicho cine solo es utilizado para bodegas.


Cine Plaza Florida. En la actualidad hay una venta de ropa y un gimnasio.


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