Hace más de medio siglo, Guatemala no vivía los niveles de violencia que hoy nos alarman, especialmente contra la niñez. Sin embargo, en 1970 ocurrió un caso que conmocionó al país: el asesinato de una niña de 5 años, conocido como el caso de Toti.


En la zona 5 de la ciudad capital, Rosa Elena Ordóñez Juárez, cariñosamente llamada Toti, desapareció. Días después, fue encontrada violada y asesinada. Este crimen marcó un antes y un después en la historia criminal de Guatemala.


Una fotografía de finales de los años 60 capturó el rostro inocente de Toti, una imagen que se convirtió en símbolo de una tragedia que trascendió los titulares y llegó a la literatura. Su historia reveló la brutalidad de una serie de asesinatos que sacudieron al país.


Todo comenzó el 19 de febrero de 1970, en una humilde vivienda de la Colonia Alasarabia, zona 5. Toti, de apenas 5 años, desapareció sin dejar rastro. Sus padres, Abraham Ordóñez y Elida Juárez, con ayuda de vecinos, iniciaron una búsqueda desesperada.


La denuncia fue presentada en el tercer cuerpo de la policía. Toti vestía un traje floreado celeste y rosado, con botas de hule rojas. Los secuestradores exigieron un rescate de 1,500 quetzales, firmando la nota con las siglas de la guerrilla FARC.


Julio Rafael Roldán Godínez, de 22 años, se ofreció a entregar el rescate. Sin embargo, su repentina desaparición levantó sospechas. Fue capturado en Bárcena Vía Nueva, donde confesó el crimen y delató a su cómplice, René Ixcajoc Revolorio, alias "El Chino".



Según la confesión, Toti fue amarrada a un árbol, flagelada y abusada sexualmente cerca del río Las Vacas, en Santa Rosita, zona 16. Su cuerpo fue encontrado el 22 de febrero. Los culpables también implicaron al padrino de Toti, Emilio Ramírez, como autor intelectual.


El presidente Carlos Manuel Arana Osorio denegó el indulto a los condenados. El 10 de agosto de 1971, Julio Roldán y René Ixcajoc fueron fusilados en el interior de Pavón. Testigos relataron que Roldán sonrió sarcásticamente antes de su ejecución.



Este crimen, imperdonable para la sociedad, se convirtió en un ícono de justicia. Toti representa a cientos de niñas víctimas de la violencia en Guatemala, un problema que persiste hasta hoy.